Estamos en obras
















 




A pesar de que no sois muchos los que podéis caer por aquí, ya que lo iré contando a medida que todo esté en orden y funcionando bien (o medio bien), las pruebas en el Facebook, G+ o en otros soportes os pueden mandar avisos y que lleguéis por este u otros lares igualmente en construcción y, por ello, ocasionalmente desvencijados. Esta entrada es para dar una explicación, pedir disculpas por anticipado (para que sirva de prueba también ;-)) y ….

 … de paso… mirad que buenas edades para aprender bricolaje.
Taller del 30 de junio

Damos las gracias a Mónica, Luís, Gabriel y Diana; ya que debemos a ellos tener estas fotos del taller del domingo que fue maravilloso, divertido, estimulante y una felicidad de mañana.

Gracias a Ares, Carla, Daniel, Gabriel, Marina, Paula… y, por supuesto, a sus mamás y papás, por acudir y permitir que la sala grande de Más Natural se llenara de alegría una vez más.

Taller del 2 de junio





















El taller del día 2 fue una delicia. Todavía me siento bajo los efectos de esa gran corriente que se crea en la sala, entre los juegos, las sonrisas, la concentración de los adultos en lo que estamos haciendo y la colaboración de esos pequeños que, no sólo se portan maravillosamente, parece que agradecieran todo lo que se les propone con sus sonrisas, con su actitud y el dulce cansancio que les hace caer en una siestecita cuando termina el primer tramo. Tengo grabadas sus caritas y he decidido hacer una pequeña crónica antes de que se me olvide y pierda esa esencia que aún me acompaña.

Lluc y Lucas llegaron dormidos, a los dos o tres meses escasos es lo que uno tiene que hacer en los desplazamientos; al arrullo del motor del coche o del traqueteo del cochecito te dejas llevar plácidamente por el sueño, qué vete tú a saber que encuentras cuando llegues a donde quiera te lleven, así que hay que aprovechar. No sabíamos si se despertarían para jugar con todos a la estimulación temprana, pero abrieron los ojitos justo cuando convenía: ser oportuno es una de las condiciones para aprovechar las oportunidades, valga la redundancia. Así que nuestros benjamines hicieron sus ejercicios como todos los demás y nos regalaron algunas sonrisitas, sabedores ya (como todos los bebés) de que es el mejor premio.


Álvaro, nuestro veterano (siete meses, oye, un respeto), no se cansó de reír y jugar, ejerció su decanato manifestando respuestas, que sabe perfectamente que captan la atención y llamaba la mía desde el otro extremo de nuestro centro de juegos (la alfombra de los búhos). Unai, con sus cinco meses, le andaba a la zaga en participación oral, su parloteo me llamaba también desde cerca, seguramente corrigiéndome ya que me empeñé en pronunciar mal su nombre al principio, mis disculpas rey. Clara se retrasó un pelín pero como ella, también con cinco meses, no entiende de relojes ni de convencionalismos, ni siquiera de la prisa que llevaba mamá, pues se incorporó a ese festival de colores y personas pequeñas, como ella, con toda naturalidad y alegría. Hacia la mitad repasamos algún ejercicio con cada uno y fue entonces cuando Alma, ayudada por su mamá, nos deleitó con su versión de las suspensiones, que dimos en llamar el “puente bebé” que consiste en levantar la cintura sólo, en vez la cabecita y poco a poco todo el tronco, será una gran gimnasta sin duda, aún así, y sin minar su creatividad atlética, le ayudamos a hacer el ejercicio y la felicitamos, no sólo lo hace bien sino que ha creado una variable. Era el momento de hablar un poco de los sentidos y ellos cansados ya de tanto ajetreo y como si supieran que eran papá y mamá los que tenían que enterarse ahora, fueron durmiéndose hasta que la sala se convirtió en una cuna comunitaria, unos en brazos, otros al pecho, alguno en su cochecito y otros en la mantita que les hace de colchoneta para jugar, fueron durmiéndose.


Claro que hay momentos en los que alguno tiene que ausentarse (cerquita, a la sala de al lado, todo lo más) porque se cansa, o porque hay que cambiar el pañal, o simplemente despejarse un poco… pero en general fue como si le tuvieran el tempo cogido, como si supieran en cada momento lo más adecuado. Tras explicar los sentidos y los dos ejercicios que están pautados al respecto, me daba pena que no pudieran acercarse a ver el panel de las figuras y lo dije. Pues al poquito, como si me hubieran leído el pensamiento, se fueron despertando y todos pasaron por el panel, que les encanta y a mi chifla que lo vean y que los padres vean que les gusta. En ese momento a varios les recité el poema, declamándolo exageradamente, como he hecho tantas veces, como empecé haciendo con mis hijos, se quedan sorprendidos mirándome muy serios al principio y atentos. Cuando la voz cambia sonríen y fue Miguel quien cuando terminé la estrofa me miró y comenzó a parlotear con ritmo, no sabemos si imitándome o pidiendo más, pero así de sencillo inició uno de los objetivos de ese ejercicio que es su respuesta oral (no es así exactamente pero su intención fue clara), fue fantástico, como todo, como cada cosa que ocurrió esa mañana. Jules jugó, durmió un poquito, paseó otro poco, creo que fue él el que estuvo un ratito en brazos de Nines (imprescindible y maravillosa colaboradora) para que mamá pudiera atender (papá tuvo que quedarse con el resto de hermanos en casa) intenté saludarle en francés y cantarle con mi media lengua el Frère Jacques, me sonrió agradecido y benévolo con mi mal acento y mi pobre repertorio en su lengua materna. Naroa llegó la primera y se fue la última, se pegó una buena sesión, me sugirió con su protesta que retirara uno de los peluches, no fue de su agrado y fue sustituido por otro inmediatamente (por si sus compañeros opinaban igual) la llevamos al lugar donde predominaba el verde, que es su color preferido, y tuvo un ratito para ella sola para familiarizarse con los objetos, la sala, los juguetes… Al final del taller su padre la puso boca abajo en una de las pelotas grandes que hay en la sala y sujetándola por los tobillos hizo girar la pelota adelante y atrás, llevando su carita casi hasta el suelo y retirándola hasta casi la posición en pie, le encantó y a mi me encantó ver que allí mismo, eso que siempre cuento, de la creatividad de los padres y le personalización de los ejercicios, se produjo de manera espontánea. Por la tarde su madre le puso un mensaje a Cristina contándole que se había echado una buena siesta, no me extraña, yo también .


En fin, fue una mañana mágica, llena de luz y de energía, para mi no es sólo un taller, hay una corriente de sentimientos y emociones, y es por ellos, por esos seres puros y limpios, las personas pequeñas: los bebés. También por sus padres ya que de todos los buenos sentimientos que se pueden tener en la vida, el más grande y el más incondicional es el amor a los hijos. Ese es el ambiente que se respira algunos domingos por la mañana en Más Natural, es imposible resistirse a su efecto bálsamo y al mismo tiempo dinámico, energético, positivo. Por eso: Alma. Alvaro, Clara, Jules, Lucas, Lluc, Miguel, Naroa, Unai, mamás y papás: gracias.

Principios

Está siendo complicado esto de sumergirse en el ciberespacio y que todo esté conectado y que todo funcione correctamente.

Esto no les pasará a los bebés que acuden a los talleres. Esto, que para mi es árduo y complicado, para ellos será (ya es, en muchos casos) un juego de niños... claro.